Antes de nada es necesario quitar la cáscara a las almendras ya que lo que se come es la semilla.
Una vez realizada esta operación, hay que pelar las almendras, es decir, quitar esa piel de color marrón que está pegada a la almendra. Para ello hay un truco muy fácil. Se pone agua a hervir en una cacerola, cuando está hirviendo se echan las almendras y, más o menos cuando el agua vuelve a hervir, se sacan y escurren las almendras. Pasado este tiempo a remojo verás que simplemente presionando un poco con los dedos se puede quitar facilmente. ¡cuidado que queman!
Ya con las almendras peladas, la última operación es colocarlas en una bandeja de horno, añadir sal al gusto y hornear en horno precalentado a 150-170ºC. De vez en cuando hay que dar vuelta a las almendras para que tuesten de manera uniforme. Una vez han cogido el punto hay que sacarlas del horno, puesto que si se dejan allí simplemente con el calor acumulado del horno se pueden quemar.
Esta receta tan fácil es muy buena para hacerla en familia, además de ser más rápido, es uno de esos momentos para estar todos juntos pelando almendras y conversando.
Comentarios
Animo a la gente a probar a hacerlas.